




Un joven inglés, que resultó ser Newton, se habría encontrado meditando en un anochecer debajo de uno de estos árboles frutales. Así, sumergido en sus cavilaciones, habría estado tratando de comprender y dilucidar ciertas leyes físicas universales, que luego serían nada más y nada menos que parte de una “nueva revolución científica”.







